Foco de
lectura:
¿Qué procesos cognitivos se ponen en funcionamiento cuando queremos escribir?
Este
capítulo comienza con un cuestionamiento a la antigua concepción del proceso de
composición textual que lo consideraba como una serie constante de toma de
decisiones. La problemática surge puesto que, el considerar la escritura como
una serie de elecciones, implica pensar en qué variables influyen en estas
decisiones y cómo se relacionan entre sí (en tal caso), cuestiones que se
vuelven complejas de responder. En base a esto, Flower y Hayes (1996) proponen un
modelo cognitivo de proceso de composición textual que intenta explicar cómo
procede el pensamiento del escritor ante esta tarea.
En
primer lugar, los autores (Flower y Hayes, 1996) proponen que “la acción de redactar es el conjunto de
procesos característicos del pensamiento orquestados u organizados por los
escritores durante el acto de componer” (p. 4). Esto contrasta con los
paradigmas de escritura de la época que consideraban la redacción como un
proceso gradual y lineal (Pre escritura-escritura-re escritura). Por lo tanto, se
provoca un cambio al considerar la redacción como un proceso recursivo en el
que no se piensa un texto escrito como terminado con solo pasar por todas las
etapas mencionadas anteriormente, sino que se plantea el texto como un producto
que puede estar constantemente en revisión y, por ende, en reformulación.
En
segundo lugar, el modelo presupone la activación de tres elementos primordiales
al momento de escribir: ambiente de trabajo, que considera todos aquellos
factores que son externos al escritor (problema retórico, tarea, etc.); memoria
a largo plazo del escritor, la cual almacena los distintos tipos de
conocimiento que el escritor necesita y; finalmente, procesos de redacción, que
involucran planificación, traducción y revisión. Estos últimos procesos están mediados por un “control” (estrategia de
monitoreo)y serán detallados a continuación. No obstante, se vuelve a recalcar
que estos procesos son recursivos, flexibles y jerárquicos a lo largo del
proceso de composición.
è Planificación: Se
caracteriza porque el escritor crea una representación mental (verbal, visual o
perceptual) del conocimiento que necesitará al momento de escribir. En este
sentido, la planificación se sirve de la memoria para activar conocimientos del
tema, de la audiencia, del género, entre otros. Esta información abstracta
puede estar bien desarrollada y organizada entre sí, o bien, puede requerir
mayor esfuerzo cognitivo por parte del escritor, puesto que necesitará que este
realice conexiones y la organice, es decir, deberá otorgarle un sentido a estas
ideas fragmentadas (tarea en que el descubrimiento y la creatividad juegan un
rol especial). Finalmente, dentro de la planificación se encuentra la fijación
de objetivos, que son tanto de proceso como de contenido y, a la vez, superficiales
(por ej. estéticos) o sustanciales. Estos objetivos no son rígidos ni únicos, al
contrario, la creación de objetivos permitirá la posterior elaboración de propósitos
más complejos. La fijación de objetivos es fundamental, puesto que son el motor
de impulso para comenzar y avanzar en el proceso de composición.
è Traducción: Consiste en
interpretar las representaciones internas (creadas en la planificación) y
transformarlas en un lenguaje verbal articulado y comprensible, lo que implica
que el escritor deba adecuarse a las normas sintácticas, gramaticales y léxicas
que la lengua exija. Por lo tanto, una persona más experimentada con estos
aspectos lingüísticos no requerirá atender tan conscientemente a esta tarea, en
contraste con un escritor novato que demorará más tiempo y requerirá mayor
esfuerzo para conseguir resultados satisfactorios en esta actividad.
è Revisión: Se configura por
dos subprocesos: evaluación y revisión del texto escrito. Ambos son los
encargados de analizar el escrito sistemáticamente para detectar posibles
inconsistencias, errores, desarticulaciones, entre otros.
Finalmente, se puede
entender la composición textual como un proceso complejo en el cual
intervienen, principalmente, procesos cognitivos tales como la planificación, traducción y revisión, los
cuales tienen asociados subprocesos esenciales para la consecución exitosa de
la redacción. En consecuencia con la misma idea y, términos “sencillos” la
redacción es una “colaboración flexible entre objetivos, conocimiento y texto”
(p. 14).
Valoración:
Considero
que Flower y Hayes (1996) fueron muy precisos y claros en el establecimiento de
los principales procesos cognitivos que se ven involucrados en la escritura, lo
cual es de profunda importancia en el quehacer pedagógico pues, mi experiencia
como escritora, estudiante escolar, estudiante universitaria y profesora en
formación, me ha mostrado que los estudiantes se resisten muchas veces a la
planificación de un texto y, más aún, a la revisión de este. Por lo tanto, creo
que este modelo permite recordar que la escritura no es simplemente un producto
que hay que finalizar rápidamente, sino que es un proceso que como tal,
requiere de un tiempo determinado para que este pueda manifestar todo su
potencial y comunicar todo aquello para lo que fue pensado. Con respecto a
esto, creo que el rol del profesor de escuela es fundamental para que los estudiantes dejen de concebir las
tareas de escritura y lectura como un “quehacer más” y comiencen a percibirlas
como un medio de aprendizaje y de comunicación y, a la vez, como una oportunidad
de desarrollo cognitivo, social, cultural y moral. Por lo tanto, ahora el
desafío es desarrollar las prácticas
pedagógicas y metodológicas que apunten a desarrollar el gusto lecto-escritor
en todos los/las estudiantes.
Estaba buscando referencias para hacer mis fichas de lectura y encontré las tuyas! jajaja :3
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