lunes, 23 de marzo de 2015

Flower, L. & Hayes, J. (1996). La teoría de la redacción como proceso cognitivo. En Textos en contexto 1. Buenos Aires: Lectura y Vida.

Foco de lectura: ¿Qué procesos cognitivos se ponen en funcionamiento cuando queremos escribir?

Este capítulo comienza con un cuestionamiento a la antigua concepción del proceso de composición textual que lo consideraba como una serie constante de toma de decisiones. La problemática surge puesto que, el considerar la escritura como una serie de elecciones, implica pensar en qué variables influyen en estas decisiones y cómo se relacionan entre sí (en tal caso), cuestiones que se vuelven complejas de responder. En base a esto, Flower y Hayes (1996) proponen un modelo cognitivo de proceso de composición textual que intenta explicar cómo procede el pensamiento del escritor ante esta tarea.

En primer lugar, los autores (Flower y Hayes, 1996) proponen que “la acción de redactar es el conjunto de procesos característicos del pensamiento orquestados u organizados por los escritores durante el acto de componer” (p. 4). Esto contrasta con los paradigmas de escritura de la época que consideraban la redacción como un proceso gradual y lineal (Pre escritura-escritura-re escritura). Por lo tanto, se provoca un cambio al considerar la redacción como un proceso recursivo en el que no se piensa un texto escrito como terminado con solo pasar por todas las etapas mencionadas anteriormente, sino que se plantea el texto como un producto que puede estar constantemente en revisión y, por ende, en reformulación.

En segundo lugar, el modelo presupone la activación de tres elementos primordiales al momento de escribir: ambiente de trabajo, que considera todos aquellos factores que son externos al escritor (problema retórico, tarea, etc.); memoria a largo plazo del escritor, la cual almacena los distintos tipos de conocimiento que el escritor necesita y; finalmente, procesos de redacción, que involucran planificación, traducción y revisión. Estos últimos procesos están  mediados por un “control” (estrategia de monitoreo)y serán detallados a continuación. No obstante, se vuelve a recalcar que estos procesos son recursivos, flexibles y jerárquicos a lo largo del proceso de composición.

è Planificación: Se caracteriza porque el escritor crea una representación mental (verbal, visual o perceptual) del conocimiento que necesitará al momento de escribir. En este sentido, la planificación se sirve de la memoria para activar conocimientos del tema, de la audiencia, del género, entre otros. Esta información abstracta puede estar bien desarrollada y organizada entre sí, o bien, puede requerir mayor esfuerzo cognitivo por parte del escritor, puesto que necesitará que este realice conexiones y la organice, es decir, deberá otorgarle un sentido a estas ideas fragmentadas (tarea en que el descubrimiento y la creatividad juegan un rol especial). Finalmente, dentro de la planificación se encuentra la fijación de objetivos, que son tanto de proceso como de contenido y, a la vez, superficiales (por ej. estéticos) o sustanciales. Estos objetivos no son rígidos ni únicos, al contrario, la creación de objetivos permitirá la posterior elaboración de propósitos más complejos. La fijación de objetivos es fundamental, puesto que son el motor de impulso para comenzar y avanzar en el proceso de composición.

è Traducción: Consiste en interpretar las representaciones internas (creadas en la planificación) y transformarlas en un lenguaje verbal articulado y comprensible, lo que implica que el escritor deba adecuarse a las normas sintácticas, gramaticales y léxicas que la lengua exija. Por lo tanto, una persona más experimentada con estos aspectos lingüísticos no requerirá atender tan conscientemente a esta tarea, en contraste con un escritor novato que demorará más tiempo y requerirá mayor esfuerzo para conseguir resultados satisfactorios en esta actividad.

è Revisión: Se configura por dos subprocesos: evaluación y revisión del texto escrito. Ambos son los encargados de analizar el escrito sistemáticamente para detectar posibles inconsistencias, errores, desarticulaciones, entre otros.

Finalmente, se puede entender la composición textual como un proceso complejo en el cual intervienen, principalmente, procesos cognitivos tales como  la planificación, traducción y revisión, los cuales tienen asociados subprocesos esenciales para la consecución exitosa de la redacción. En consecuencia con la misma idea y, términos “sencillos” la redacción es una “colaboración flexible entre objetivos, conocimiento y texto” (p. 14).

Valoración:

Considero que Flower y Hayes (1996) fueron muy precisos y claros en el establecimiento de los principales procesos cognitivos que se ven involucrados en la escritura, lo cual es de profunda importancia en el quehacer pedagógico pues, mi experiencia como escritora, estudiante escolar, estudiante universitaria y profesora en formación, me ha mostrado que los estudiantes se resisten muchas veces a la planificación de un texto y, más aún, a la revisión de este. Por lo tanto, creo que este modelo permite recordar que la escritura no es simplemente un producto que hay que finalizar rápidamente, sino que es un proceso que como tal, requiere de un tiempo determinado para que este pueda manifestar todo su potencial y comunicar todo aquello para lo que fue pensado. Con respecto a esto, creo que el rol del profesor de escuela es fundamental para  que los estudiantes dejen de concebir las tareas de escritura y lectura como un “quehacer más” y comiencen a percibirlas como un medio de aprendizaje y de comunicación y, a la vez, como una oportunidad de desarrollo cognitivo, social, cultural y moral. Por lo tanto, ahora el desafío es desarrollar  las prácticas pedagógicas y metodológicas que apunten a desarrollar el gusto lecto-escritor en todos los/las estudiantes. 

1 comentario:

  1. Estaba buscando referencias para hacer mis fichas de lectura y encontré las tuyas! jajaja :3

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